DEPRESIÓN

¿Qué es?

    Es un trastorno del estado de ánimo que se caracteriza por el hecho de sentir  tristeza, melancolía, infelicidad, abatimiento o derrumbamiento durante períodos largos o de forma más intensa de lo que se podría considerar como habitual. La depresión es uno de los trastornos con más prevalencia entre la población mundial.


Síntomas

  Generalmente, las personas con depresión se aíslan, a menudo por un desinterés sobre las relaciones sociales o por sentimientos propios de poca valía y baja efectividad en el ámbito social. Este hecho hace que la depresión se retroalimente y toda la sintomatología que describimos a continuación pueda incrementarse de forma acusada.


Incapacidad para sentir placer en actividades (anhedonia)
Estado de ánimo triste o sentimientos de vacío la mayor parte del día
Falta de interés al realizar actividades.
Síntomas físicos: Cansancio, falta de energía e inquietud o lentitud casi cada día
Baja Autoestima, sentimientos de inutilidad.
Sentimientos de vergüenza o de culpa excesivos o incoherentes casi cada día.
Disminución de la capacidad para pensar o concentrarse, o indecisión.
Escasez de esperanza
Insomnio o sueño excesivo casi cada día
Falta de apetito o apetito aumentado.
Ganas de llorar.
Ideas recurrentes sobre muerte o incluso ideas de suicidio.

¿Qué tipos hay?

Trastorno depresivo mayor: Síntomas depresivos intensos que aparecen en episodios (semanas o meses)
Trastorno depresivo persistente (Distimia): Los síntomas depresivos son menos intensos, pero son muy incapacitantes por ser crónicos (duran como mínimo dos años).
Trastorno adaptativo. Los síntomas depresivos son leves, están presentes durante un período breve de tiempo y se deben a algún problema estresante concreto.
 Otros trastornos depresivos. En este apartado se incluyen los cuadros depresivos que pueden formar parte del conjunto de síntomas de otras enfermedades psiquiátricas (trastorno bipolar) y no psiquiátricas (por ejemplo, anemias, esclerosis múltiple, hipotiroidismo).

 

TRATAMIENTO

 

      Tanto si se trata de un trastorno primario (que el origen de su dificultad reside en la propia depresión) o secundario (que la depresión sea consecuencia o acompañe a una circunstancia vital, enfermedad u otros trastornos) deberemos intervenir al respecto para mejorar la calidad de vida del paciente. Algunos de los principales objetivos a trabajar son:

 

Mejorar el estado de ánimo
Mejorar autoestima
Detección y modificación de los pensamientos automáticos que producen malestar
Aceptación de la situación actual y de los factores que hayan podido desencadenar la depresión
Fomentar hábitos de vida saludables
 Mejorar gestión de las emociones.
Recuperar funcionalidad y el ritmo de vida normal.
Prevenir las recaídas