SÍNDROME POST-VACACIONAL

El síndrome postvacacional, también conocido como depresión postvacacional, no es un trastorno en sí, sino que se trata más bien de un conjunto de síntomas que surgen cuando una persona tiene que volver a adaptarse a la rutina laboral tras su período de vacaciones. Es algo que puede ocurrirle a cualquier persona, aunque cabe mencionar que si existen indicios previos de depresión o ansiedad resulta más probable que se manifiesten síntomas con la vuelta al trabajo.

La mayoría de los estudios coinciden en que es más frecuente que aparezca en empleados que tienen una visión negativa de su trabajo, que no se sienten realizados y a los que les supone una obligación acudir a su puesto laboral.

La incorporación a la rutina del trabajo después de haber estado ausente por las vacaciones puede suponer un pico de estrés debido al acentuado contraste que experimentamos ante los cambios de horarios, el aumento de las obligaciones y la ausencia de tiempo para uno mismo. En algunas ocasiones este proceso de adaptación es muy difícil para el trabajador y puede afectarle bastante tanto a nivel psicológico como físico.

 

¿Cómo evitar la depresión post-vacacional?

 

La magnitud de cualquier problema, se determina en gran parte por el estrés que experimenta la persona, y el estrés es mayor cuanto mayor es la percepción de amenaza que creemos que puede causar un estímulo a nuestro bienestar. Tal y comentamos antes, las personas que perciben la vuelta al trabajo como una situación adversa, es decir, como un estrés, tienen más probabilidad de. padecer síndrome post vacacional, así que esto ya presupone cuál sería la primera pauta a seguir:

1.- Gestionar nuestra actitud ante nuestra rutina de trabajo y los estímulos que tengan que ver con ella.

Para ello primero debemos saber identificar como estamos evaluando las situaciones estresantes y cual es nuestra actitud ante ellas, existen 4 formas diferentes:

  • Como un daño: implica asumir una situación o un hecho como una con consecuencia negativa, Irreversible en la cuál no tenemos control sobre la situación. Es un estilo de percibir la realidad en el que predomina la queja y el victimismo. Si nos situamos en este estilo, el nivel de estrés percibido será muy alto.

 

  • Como una amenaza: implica que podría existir un posible daño, pero en este caso nuestras conductas pueden evitar o disminuir ese daño. Nos situamos como posibles víctimas, pero sabemos que dependiendo de cuáles sean nuestras estrategias podríamos evitar consecuencias negativas.

 

  • Como un reto: puede explicarse como una situación similar a la de amenaza, pero en este caso no nos situamos en el rol de víctimas, percibimos la situación como una oportunidad de obtener un beneficio, sentimos que la probabilidad de éxito es mayor que la posibilidad de sufrir consecuencias negativas. Nos sentimos fuertes y confiados ante la adversidad.

 

  • Como un beneficio: implica identificar una situación con una muy baja probabilidad de riesgo, casi inexistente y una alta probabilidad de beneficio. No existe apenas estrés ante dichas situaciones.

En resumen, la forma de percibir las situaciones y nuestras actitudes frente a ellas va a influir notablemente en nuestros resultados, si identificamos habitualmente los sucesos como daño o como amenazas tendremos más estrés, síntomas de ansiedad y/o estado de ánimo bajo, si modificamos nuestra actitud y tratamos las situaciones como retos visualizando mayormente los posibles beneficios entonces tenderemos a sentirnos mucho mejor , con más energía y afrontaremos las situaciones de forma mucho más efectiva.

2.- Centrarse en el presente

Es importante vivir centrados en el presente. Si nos centramos demasiado en el pasado y recordamos estímulos aversivos del trabajo que ocurrieron antes de nuestras vacaciones entonces estaremos magnificando la adversidad que supone la vuelta al trabajo. Estamos ante la oportunidad de hacer “borrón y cuenta nueva” de las sensaciones negativas que tengamos acerca de nuestro trabajo, las situaciones pasadas han quedado en la distancia y ahora tendremos más energía para afrontar adversidades y para tomar perspectivas más sanas.

Si por el contrario nos centramos excesivamente en el futuro y jugamos a ser profetas negativos con pensamientos del tipo “este año seguro que no van haber cambios y seguiré haciendo este aburrido y mal pagado trabajo”, o “no he disfrutado suficiente de las vacaciones y ahora queda demasiado tiempo para volver a cogerlas” “ y si vuelvo a tener problemas con mis compañeros??” estaremos aumentando el estrés ya antes de tiempo y nuestra capacidad de afrontamiento para cuando nos reincorporemos se verá mermada.

3.- Aprovechar la situación para un cambio de perspectiva

Estamos ante la oportunidad de intentar integrar en nuestro tiempo libre algunas actividades placenteras que quizás hayamos retomado en el período de vacaciones y que nos motivan, eso ayudará a contrarrestar el estrés laboral y tomaremos perspectiva para mejorar nuestro proyecto de vida. Podemos aprovechar que hemos salido de la inercia de estrés laboral que acarreábamos antes de vacaciones para proponernos una alimentación más sana y retomar la práctica de deporte entre semana, las personas que practican deporte están más felices y liberan el estrés que se acumula en el día a día.

 

4.-Evitar el control excesivo y las planificaciones inflexibles

Hay personas que antes de empezar a trabajar ya están pensando y planificando hasta el más mínimo detalle en temas relacionados con el trabajo, disponen de una agenda totalmente cubierta, se hacen listas para todo, etc.. Ejercen un control diario excesivo incluso antes y durante las vacaciones y si surgen cambios imprevistos sienten malestar en forma de tensión, nerviosismo e irritabilidad. También, suelen ser los que constantemente se imponen obligaciones laborales o aquellas personas que llevan a cabo rituales o evitaciones para propiciar que les vaya bien la jornada laboral. Podríamos detectar este tipo de persona porque suelen ser los que siempre acaban saliendo tarde de su hora de trabajo porque siempre tienen una responsabilidad que la mayoría de veces se autoimponen.

 5.-Regresar unos días antes al lugar de residencia habitual. Aprovechar el período de vacaciones hasta el último día puede resultar muy atractivo, pero también podría hacer más pesado y difícil el regreso al mundo laboral.

6.- Normalizar el horario de manera progresiva. Dormir más de lo habitual es uno de los mayores placeres que podemos disfrutar en vacaciones. Para prepararnos para la vuelta al trabajo es aconsejable regular nuestros horarios unos días antes. Así evitaremos que este factor coincida con otros de la reincorporación y no nos supondrá tanto problema.

8.- Planificar objetivos realistas y empezar por el más pequeño. Retomar todo de golpe e intentar abarcar todo el primer día de vuelta puede desencadenar que aparezcan los primeros síntomas de estrés. Es recomendable que ese día saque tiempo para hablar con los compañeros y crear un entorno de trabajo bueno. Permítete no llegar a hacerlo todo, aceptar imprevistos, así como cometer errores.

9.- Regularizar tu agenda laboral y actualizar tus prioridades. Es el mejor momento para hacer un “reset” en cuanto a tus responsabilidades pendientes, tratar de poner la cuenta a cero los primeros días de trabajo. En caso de no poder finalizar las tareas pendientes recomiendo anotarlas en una lista y así realizarlas en cuanto resulte posible. De este modo, evitaremos empezar la nueva temporada de trabajo con sensación de desorganización o descontrol y podremos prevenir que las tareas pendientes se vayan acumulando y nos roben la energía haciéndonos sentir más agotados.

10.- Acepta tus emociones. Sentir melancolía, tristeza, miedo, angustia o rabia no es algo agradable pero es importante entender que son emociones que forman parte de la vida y cumplen una función de adaptación para nuestro organismo. ¿Os imagináis estar siempre felices? Si eso pasara quizás nos costaría más valorar las cosas y nos costaría más conseguir cambios en nuestra vida y mejorar. Es importante liberarse de la presión y poder expresar nuestras emociones sin que ello suponga una valoración general sobre nuestra valía. Las emociones negativas solemos experimentarlo todos en mayor o menor medida, no tiene porque tomarse a la primera de cambio como una característica que indica que algo va mal.

 

¿Cuáles son los síntomas de la depresión post-vacacional?

 

En los días previos a la reincorporación puede existir sintomatología de ansiedad así como tensión muscular, aumento de la frecuencia cardíaca, sudoración y/o pensamientos derrotistas.

Una vez después de la reincorporación puede manifestarse:

·     Cansancio general.
 

·     Tristeza.
 

·     Apatía.
 

·     Conductas de evitación: eludir hablar del trabajo y mantieneruna actitud pasiva.
 

·     Irritabilidad.
 

·     Desmotivación.
 

·     Sensación de descontrol horario.
 

·     Negatividad

 

 

Un estrés agudo intenso tendrá una influencia importante sobre aspectos tales como percepción, retención, capacidad de decisión, etc. Se considera que un afrontamiento inadecuado del estrés puede llevar al estrés crónico y a la aparición del síndrome de“burnout” (acabar quemados). Este estado a su vez, alterará el funcionamiento mental, originará una capacidad de toma de decisiones más lenta y menos segura, aumentará la ansiedad y reducirá la autoestima, la confianza y la percepción de autocontrol.

 

 

¿Cuánto dura el síndrome post-vacacional?

 

Se da dentro de la población en general, pero suele durar un día, dos o una semana como mucho. Puede alargarse hasta los meses posteriores a la incorporación al trabajo.

En personas que tienen una patología previa, como puede ser ansiedad o depresión, se puede considerar como  un síntoma más dentro del cuadro de la patología que se está desarrollando.

Es importante tener paciencia, este síndrome es pasajero y, a medida que el trabajador se adapta a la vuelta de la rutina, los síntomas tenderán a ir desapareciendo. No obstante, sí se alargan durante más de seis meses es recomendable acudir al médico para pedir ayuda.


Miguel Ángel Garabal - Psicólogo Sanitario
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