CÓMO AFRONTAR EL TELETRABAJO

Desde hace unos años, el teletrabajo se ha ido posicionando como una alternativa bastante interesante para muchos trabajadores. A día de hoy, en tiempos de pandemia, esta forma de trabajar ha pasado de ser una simple opción, a ser casi un imperativo en la vida de muchas personas, ya sea debido a los confinamientos, o como simple medida preventiva. El teletrabajo ofrece una oportunidad única para flexibilizar los horarios y adecuarlos a la situación personal de cada trabajador, además, si conseguimos ser disciplinados, la concentración y el rendimiento pueden aumentar, ya que así evitaremos las distracciones y las interrupciones constantes.

 

Es importante saber que, aunque este modo de trabajo puede reportar muchos beneficios, también implica asumir posibles riesgos, y esos riesgos, pueden llegar a tomar dos posibles direcciones: que el trabajo invada tu tiempo e influya en la calidad de tu vida personal, o que tu vida personal invada tu tiempo y tu calidad de trabajo.

 

Para no terminar en una vida caótica donde nuestra productividad se reduzca en ambos ámbitos, podemos seguir algunas pautas que nos ayuden a delimitar mejor los estímulos del trabajo y los de nuestra vida personal, así podremos llevar a cabo ambas facetas de forma funcional pese a que las desarrollemos en el mismo entorno.

 

 

 

1.   Asigna un espacio único para trabajar, crea en él un ambiente agradable. Trabajar en sitios como tu habitación, el sofá del salón o la cocina, no es algo recomendable. Estos espacios se asocian demasiado con actividades de tu vida personal, utilizarlos para trabajar podría desconcentrarte de tus responsabilidades laborales, y a su vez, asociar el trabajo a estos lugares puede hacer que te cueste más desconectar de él al realizar otro tipo de actividades. Puedes destinar una habitación de poco uso habitual. A ser posible, es recomendable que este espacio esté bien iluminado (con luz natural), y sobre todo, que esté ordenado y que solo contenga las herramientas y utensilios exclusivos de tu trabajo.

 

2.   Respeta tus rutinas y tus horarios habituales Levántate siempre a la misma hora, dúchate, desayuna y vístete como si fueras a la oficina, incluso si puedes, practica algo de deporte en las horas previas a comenzar, todo esto ayudará a activarte y a concentrarte mejor.

 

3.   Planifica tu jornada de trabajo y tómatela tan en serio como el trabajo presencial Uno de los aspectos más difíciles del trabajo desde casa es mantener la motivación y la constancia al estar en soledad. Es fácil caer en la tentación de procrastinar por existir cierta sensación de disponer tiempo de sobra para realizar nuestras responsabilidades laborales (un ejemplo muy común es el de distraerse con las redes sociales, algo que en horario laboral deberíamos restringir). Lo más importante es tomarse la jornada en serio, ser una persona responsable, y tener un alto grado de autodisciplina para poder trabajar con eficacia y evitar así perder el tiempo. Es recomendable planificar la jornada punto por punto y proponiéndose objetivos, incluso un poco más altos de lo habitual, aunque luego no se puedan cumplir todos. Eso ayudará a mantener un punto óptimo de rendimiento.

 

4.   Toma descansos de forma responsable. Estar en el mismo lugar desde que nos levantamos hasta que nos acostamos puede causar cierta sensación de encierro y puede fomentar nuestro malestar, eso no ayudará en nuestro rendimiento. Debemos respetar nuestras planificaciones, pero es totalmente recomendable incluir en ellas pequeñas pausas para comer, descansar o para estirar los músculos y poder así reestablecernos.

 

5.   Cuenta con el apoyo de las personas que comparten tu espacio. si tienes compañía en tu casa, debes dejar claro cuáles son tus horarios, las personas que conviven contigo deben contribuir a respetar tu espacio y a no molestar.

 

6.    Mantén el contacto con tus compañeros. Crear un buen clima en las charlas con ellos puede hacer que nuestro trabajo sea más ameno, y en cierta forma más productivo.  No es aconsejable caer en la robotización en el trato. Puedes dedicar unos minutos a preguntar a tus compañeros cómo están al principio o al final de una llamada e incluso puedes proponerles un café o comer en grupo utilizando un videochat, es importante contribuir a que el trabajo sea más llevadero para todos.

 

7.   Separa tu vida personal de tu vida laboral Es importante recordar que el trabajo no lo es todo. Hay personas que pueden llegar a ser adictas al trabajo, trabajan más horas de las que les corresponde, muchas lo hacen para demostrar su efectividad, otras tan sólo lo hacen porque son presas de la inercia y no tienen capacidad de desconectar. El teletrabajo puede ser un factor que facilite cierta tendencia a ello. Hay que cuidarse en este aspecto. Es vital separar la parcela personal de la laboral, establecer unos horarios estrictos, además, es importante no utilizar el correo electrónico o el teléfono privado para trabajar. Este puede ser el momento ideal para retomar alguna afición, algo que te motive y que te ayude a desconectar del teletrabajo fuera de tu horario laboral.

 

 

 

 

 

 

EL DUELO CON ANIMALES DE COMPAÑÍA

¿Es bueno mentir a un niño sobre la causa de la muerte de una mascota? Por ejemplo decirles “se ha escapado”, se ha ido con alguien que lo va a cuidar muy bien...

 

No suele ser aconsejable mentir al niño, en primer lugar, porque estaremos dando un mal ejemplo cuando más tarde o más temprano descubra esa mentira. Por otro lado, es importante entender que el fallecimiento de un animal de compañía es a menudo la primera experiencia que un niño tiene con la muerte, por eso es muy importante aprender a gestionar esta situación de una forma clara, bien sea para poder superar este evento traumático concreto, como para crear un punto de inflexión en donde podamos preparar el terreno para normalizar los fallecimientos de seres cercanos que sucederán a lo largo de la vida del niño.

 

 ¿Cómo hay que plantear la muerte a los niños? ¿Cómo hay que empezar a contárselo? ¿Qué momento del día?... 

Hay que plantearlo de forma natural, sin rodeos ni detalles que edulcoren la situación. La muerte es parte ineludible de la vida, no es aconsejable proteger al niño de las pérdidas, pues tarde o temprano van a aparecer en su vida, retrasar su normalización puede hacer que el niño tenga más dificultad para gestionar duelos futuros por sí solos. Podemos dar la información de forma gradual, comenzar por contarle lo que consideremos esencial, y después, podremos ir añadiendo más detalles si preguntan.  

Lo que sí es recomendable es que cuando vayamos a comunicarlo cuidemos el contexto de la situación. Por ejemplo, es importante hacerlo en un lugar íntimo para que puedan expresar lo que sientan con total libertad. Además, es habitual que en una situación de pérdida, nosotros mismos estemos invadidos por emociones muy intensas (tristeza, desesperación, etc. ), lo ideal es transmitir la noticia con calma, podemos estar tristes, pero es importante evitar las explosiones emocionales que puedan resultar demasiado excesivas o desbordantes. Si lo hacemos así, el niño podrá procesar mucho mejor la información y evitaremos que aprenda ese modo de respuesta emocional tan intensa en otras situaciones futuras que puedan resultar traumáticas

En cuanto al mejor momento para comunicar la muerte a un niño, se recomienda comunicar la noticia lo antes posible, en lugar de esperar horas o días, no deberíamos excluirlos de aspectos importantes de las cosas que sucedan en la familia ya que eso puede complicarnos el manejo de otras situaciones más adelante. Si es una muerte previsible, es decir, si la persona se encuentra en un estadio terminal de una enfermedad, podemos ir adelantando al niño lo que va a suceder.

Después de comunicarlo es importante intentar seguir con la rutina de los niños e intentar volver a la normalidad lo antes posible. Aunque los primeros días debemos ser más comprensivos y flexibles.

 

 ¿A partir de qué edad los niños empiezan a comprender que su mascota ya se ha ido para siempre?

Los niños en edad preescolar ven la muerte como algo temporal, no son aún capaces de asumir la muerte como algo que es para siempre. Es importante que no utilicemos eufemismos como "se durmió", "…viajó al más allá" precisamente para no reforzar el pensamiento de que el fallecido puede volver. Los niños en edad escolar comienzan a entender la muerte como un            final pero quizás no entiendan que es universal, es decir, que también les va a pasar a ellos también y al resto de seres vivos.

Ya a partir de la pre- adolescencia y en la adolescencia se empieza a entender la muerte al mismo nivel que los adultos, el problema en estas edades es que puede existir una gran resistencia a expresar cualquier emoción al respecto. 

 ¿Es bueno comprar o adoptar otra mascota para suplir el dolor? ¿Y por qué?

El fallecimiento de nuestra mascota es algo que repercutirá en todos los miembros de la familia, hay que tener en cuenta que no todos nos sentiremos de la misma forma y no todos lo superaremos al mismo tiempo o de la mejor de las maneras. 

Cada familia es un mundo y no hay una norma escrita sobre la forma de proceder en estos casos, pero en líneas generales, lo mejor es darse un tiempo, normalizar la situación y adaptarnos a la rutina sin él, no deberíamos tomar decisiones precipitadas o sucumbir en un ataque de pasión ante el impulso de traer un nuevo animal a casa con la idea de intentar reponernos del fallecimiento de la anterior mascota. De hecho, hay que entender que, hagamos lo que hagamos, no podemos reemplazar a nuestro amigo, igual que tampoco podríamos reemplazar a una persona, cada ser es único. Si nos precipitamos en este aspecto podemos caer en un error que pagaríamos tanto nosotros como la nueva mascota. 

Cuando pase un tiempo y sintamos que la situación se ha normalizado, será cuando podamos empezar a barajar la idea de adoptar otro animal de compañía, eso sí, haciendo partícipes a nuestra familia y valorando la postura de cada miembro con el fin de llegar a un consenso y tomar una decisión. 

¿Es mejor hablarlo abiertamente o adaptar nuestro lenguaje al suyo?

Simplemente debemos contarles la verdad, pero adaptada a su lenguaje y a su forma de entender las cosas. Es importante facilitar la expresión emocional del niño y responder a todas las preguntas que puedan surgir sobre la muerte. Si hay algo que no sepamos contestar, podemos reconocérselo y tratar de buscar una respuesta juntos. La muerte se puede explicar fácilmente en términos de ausencia de funciones vitales que los niños conocen: las personas y los animales se mueren cuando ya no respiran, no comen, no hablan, no sienten; cuando los perros se mueren dejan de ladrar y correr, etc.

Es importante dejar claro que la muerte es algo definitivo e irreversible y que es algo universal, es decir, que nos va a suceder a todos cuando llegue el momento, también es importante aclarar cuáles son las causas de la muerte, para que no piensen que esto les puede suceder inminentemente sin explicación alguna. La falta de comprensión de estas ideas puede afectar su capacidad para procesar lo ocurrido y afrontar sus sentimientos. Por ello es necesario dejar claro el concepto de lo que significa morirse y para ello hay que cuidar algunos aspectos de nuestro diálogo que pueden causar malos entendidos: 

es preferible evitar expresiones como por ejemplo:  

·     “Se ha dormido para siempre”,  No es bueno comparar la muerte con el sueño, el descanso eterno o el descansar en paz. Un niño puede sentirse confundido y empezar a tener miedo de irse a la cama o echar una siesta, o tener miedo de que si se queda dormido no despertará.

 

·     "Se murió porque estaba enfermo". Los niños en edad preescolar no distinguen entre las enfermedades pasajeras y las mortales Es útil aclarar que solo una enfermedad grave puede causar la muerte para no generar en ellos una preocupación innecesaria.

 

·     "Se lo ha llevado Dios al cielo". Los niños pequeños tienden a entender las palabras literalmente, y declaraciones como esta pueden asustarle y hacer que crean que Dios también vendrá a llevárselo a él. 

¿Es conveniente hacer alguna actividad para recordar a la mascota (dibujos, rituales de despedida, álbum de fotos…)? ¿Esto en qué medida les ayuda? 

Es aconsejable que exista algún evento significativo que marque el cierre de un ciclo de luto, los rituales son algunas de las formas más significativas que tenemos para hacerlo y para además ofrecer un reconocimiento sobre la vida de alguien. En el caso de los animales de compañía no existen rituales socialmente definidos para despedirnos, pero las familias pueden crear los suyos propios 

Puede organizarse un pequeño funeral, dispersar las cenizas de la mascota, plantar un árbol para recordarlo, crear un álbum de fotos y podemos realizar alguna actividad conmemorativa en ese evento como puede ser un dibujo, una figura de plastilina o cualquier manualidad que se pueda hacer en grupo y lleve un rato terminarla. Se trata de celebrar una pequeña ceremonia familiar, en la que todos se sientan arropados y apoyados. Esa es una forma de procesar la pérdida y honrar el lugar que tenía la mascota en la familia, y de que los niños sientan que no están solos y que la ayuda de su familia es importante para afrontar las situaciones difíciles 

Con el fin de que se normalice la situación es importante que la mascota ausente no se convierta en un tabú, ni para la familia, ni para el niño. No se trata de sacar la conversación intencionadamente, si no de hablar con naturalidad y normalidad de la mascota, sin afectación, ni tristeza, pero con cariño. 

 ¿Pueden surgir pesadillas o algún otro problema en los pequeños tras fallecer la mascota? ¿En este caso, qué hacer?  

Por supuesto, pueden surgir pesadillas, ansiedad, o dificultad para dormir. Para prevenir esto es muy útil que le ayudemos a recordar a su mascota sonriendo, los momentos en familia pueden servir para reforzar esa idea tratando de rescatar anécdotas que suelen quedarse en el recuerdo. Otra herramienta muy útil son los cuentos, siempre podremos encontrar alguno con un argumento en consonancia con su edad y que pueda servir de ayuda para que entienda mejor la situación. El objetivo es en todos los casos el mismo: aprender a recordar a nuestra mascota con alegría, destacando lo que hacía bien, lo que hacía mal y lo que hemos experimentado cuando estaba viva. Es importante asociar algunas estrategias que orientadas hacia emociones positivas, por ejemplo, dejar patente que si no le olvidas, de alguna forma, siempre te acompañará.

Hay que tener en cuenta que, en algunos niños, los momentos emocionales vienen y van; puede llorar durante unos minutos y luego volver a jugar o hablar de otras cosas al siguiente instante. Para poder discernir cuando hay un sentimiento negativo persistente es muy importante que los padres estén pendientes de las expresiones que surgen en los niños al jugar, el juego es el lenguaje de la infancia por excelencia y puede representar una potente herramienta proyectiva. Si las emociones negativas o los síntomas de pesadillas y ansiedad persisten, habrá que considerar buscar ayuda psicológica de algún profesional.


Miguel Ángel Garabal - Psicólogo Sanitario
EQUILIBRIUM PSICOLOGÍA
Centro Sanitario registrado nº 5069

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LA TIMIDEZ

 ¿Qué significa realmente ser una persona tímida?

La timidez es un rasgo común de personalidad y no en todos los casos tiene que ser patológico, de hecho, en algunos contextos es considerado de forma positiva”. La persona tímida suele ser una persona prudente, cautelosa, alguien que no se arriesga a equivocarse en las situaciones sociales ni a ser rechazada, y en términos generales su prioridad es no resultar inadecuada ante los demás ni ante sí mismo 

Todos podemos imaginarnos la típica escena en la que a un niño se encuentra con una persona que intenta entablar conversación con él, pero el niño se resguarda entre las piernas de sus padres, o se resguarda de tener que hablar o expresarse y si lo hace le cuesta mucho. Incluso aunque la persona tenga en sus manos un juguete para el niño o algo que sea de su interés, al niño le cuesta interactuar abiertamente para conseguir lo que desea

Podemos usar este ejemplo para entender la timidez y podemos llevarlo a situaciones de la vida adulta donde la respuesta puede ser similar

 

¿Cuáles son las causas más comunes de la timidez?

Como todos los rasgos, la timidez tiene un componente hereditario pero es la experiencia la que lo modela. Se ha visto como factor muy relevante la cantidad de relaciones sociales en la infancia. 

La timidez es un rasgo de carácter que se va desarrollando en la infancia. El hecho de que en una misma familia haya muchas personas tímidas es decisivo para que el niño aprenda e imite esos comportamientos de inhibición social. Si en tu familia no son los reyes de las relaciones sociales, lo lógico es que tú no hayas aprendido a desarrollar esas habilidades y cuando asolan emociones como la vergüenza o el sentimiento de amenaza, no tengamos recursos para salir del paso y estas emociones nos inunden.

También puede jugar un factor esencial el tener experiencias repetidas de estas situaciones, ya sea en la escuela

¿Puede la timidez ser hereditaria?

Muchos especialistas están de acuerdo en que existe un "gen de la timidez"  que se puede encontrar en aproximadamente un 20% de la población. Este gen no determina por sí mismo que una persona sea tímida, sino que la predispone a ello. 

En el ejemplo del niño que hemos mencionado antes, esa conducta no se produce porque la timidez o la inseguridad sean genéticas, sino porque estos niños carecen de un modelo que les muestre las habilidades de comunicación, asertividad y proactividad necesarias para sentirse abiertos y seguros.

 

¿Existe una relación entre la baja autoestima y la timidez?

La persona tímida tiende a creer que no tiene mucho VALOR, o CAPACIDAD, pero la realidad no es exactamente esa sino que UNO MISMO/A SE PONE ENCIMA UN PEDRUSCO, existe un autoboicot que potencia las características de la persona tímida, las lleva al extremo. Es decir, cuanto más entramos en esa espiral de pensamientos limitantes sobre nosotros mismos. (hay mucho grandes tímidos han sido grande genios científicos o escritores)


¿Cómo podemos diferenciar la timidez de la fobia social?

La persona tímida no quiere estar aislada, quiere relacionarse, pero no sabe cómo hacerlo y además no se atreve a afrontar las relaciones interpersonales.

Si nos vamos al ejemplo del niño, veremos que aunque el niño muestra interés por el juguete, no es capaz de interactuar con la persona para conseguirlo, o si lo hace, le cuesta. Podemos decir que la timidez trae dificultades para conseguir cosas que queremos o que podrían resultar buenas para nuestra vida.

Pero si ya hablamos de ansiedad social o fobia social hablamos de unas consecuencias mucho más intensas, hablamos de que reaccionamos a los estímulos sociales como un peligro inminente.

Podemos decir que existen síntomas de fobia social cuando la intensidad con la que experimentamos el miedo frente a los distintos peligros es:

  • injustificado ya que no hay objetividad ante el peligro que percibimos
  • es un miedo inoportuno (no lo sentimos en el momento apropiado)
  • y es desmesurado (sentimos más de lo que deberíamos)
  • interfiere nuestra vida normal de forma innecesaria, y nos reduce nuestra capacidad de acción y goce

La persona con fobia social puede llegar a preferir estar aislada, quiere relacionarse, y puede saber cómo hacerlo, pero es totalmente incapaz debido al miedo que le bloquea  y además, muchos son capaces de afrontar las relaciones interpersonales, pero ello le provoca un profundo sufrimiento.

Suelen ser pesonas que en su tiempo en soledad tienen una inmensa preocupación por afrontar las relaciones sociales, y este miedo invade la mayoría de pensamientos diarios sobre los diferentes ámbitos de su vida.Es un problema con ciertas complicaciones pues no es lo mismo que tener un miedo a un estímulo concreto como puede ser fobia a los aviones o a las alturas, vivimos en sociedad y eso hace que sea casi imposible no exponernos a situaciones sociales.


 Más allá de la timidez, ¿qué  fobias sociales pueden existir?

Hay dos tipos de fobia social. Una es la fobia social específica, que solo aparece en situaciones sociales concretas. Las más frecuentes son hablar en público, entablar conversación con un desconocido o comer con más gente.

Por otro lado está la fobia social generalizada, que aparece en todas las situaciones sociales, da igual de qué tipo. Cualquier interacción social puede llegar a provocar un intenso malestar o una crisis de ansiedad, bien sea por tener que ir al trabajo, a la escuela, en una fiesta o en una comida familiar. En cualquier caso, ambos tipos de fobia social son limitantes y si no se tratan suelen ir a más. 

 

 ¿Cuáles serían las consecuencias de ser una persona extremadamente tímida?

 Uno de los principales problemas de la timidez es que La persona tímida no quiere estar aislada, quiere relacionarse, pero no sabe cómo hacerlo o no se atreve a afrontar a las relaciones interpersonales. Como no practica no avanza, y puede esperar que un día se levantará con la moral alta y resultará segura de sí misma por arte de gracia (y no pasando por los malos tragos y apuros que todos tenemos que traspasar para curarnos de complejos e inseguridades y para resultar hábiles amigos y relaciones públicas).

 ¿Qué podemos hacer para no ser tímidos cuando hablamos delante de mucha gente?

 Es muy importante la actitud con la que nos predisponemos a afrontar estas situaciones, si ya de antemano estamos pensando que no tenemos capacidades, eso va a afectar a nuestra atención, y posiblemente esto nos produzca emociones negativas que van ganando espacio a todo lo que tenemos que estar realmente atendiendo para que la charla en público vaya bien.

¿ Qué debemos hacer a la hora de vencer esa timidez por ejemplo cuando hacemos algo que nos produce demasiados nervios, como puede ser una entrevista de trabajo o simplemente ir al gimnasio?  

Lo prioritario es centrar plenamente tu atención en estímulos que no tengan que ver con ningún tipo de amenaza. A su vez eso llevará a que descentralicemos la atención a esos estímulos internos que puedan estar autoboicoteándonos. También ayuda centrarse en pensamientos que ayuden a tener buenas sensaciones y a creer que que pase lo que pase todo irá bien

¿Qué podemos hacer para superar la timidez extrema? 

  • Reforzar la autoestima, la actitud positiva y la auto-aceptación
  • Identificar y gestionar Errores de pensamiento
  • Aprender a concentrarse en lo que sucede alrededor, sin prestar atención a los mensajes negativos en el interior.
  • Mejorar las habilidades sociales: ayudan a la persona a aumentar su competencia ante las situaciones sociales y conseguir sus objetivos.
  • Entrenamiento en asertividad: aprender a rechazar las ideas irracionales y mostrar una conducta convincente.
  • Aprender a controlar la ansiedad
  • Ejercicios de Mindfulness y ejercicios de relajación para ayudar a gestionar momentos de nerviosismo.
  • Exposición gradual a las situaciones que producen los síntomas, empezando por las situaciones más básicas.
  • Aprender en dejar a un lado el perfeccionismo.

¿Existen algunos ejercicios específicos para afrontar la timidez?

Una buena idea podría ser apuntarse a actividades como teatro o a baile, que son actividades alcanzables para casi todo el mundo y permiten ganar confianza al exponerse a situaciones en las que nos sentimos incómodos. Frente a la vergüenza y el miedo a no estar a la altura de las circunstancias, la persona podrá ver que con el tiempo, a medida que va dominando ciertas características de las actividades, se sentirá cada vez con mayor seguridad y control de sus habilidades sociales, se verá más suelta en las relaciones sociales. El rasgo continúa ahí, no desaparecerá, pero tendremos otra actitud y recursos que se irán automatizando para afrontar las situaciones sociales Hay muchos expertos que reivindican los beneficios de “hacer mucho el ridículo”, desdramatizar, etc. pues también eso ayuda a ver que no se acaba el mundo ni dañará excesivamente nuestra imagen, cometer supuestos errores, incluso algunos pueden llegar a ser bien vistos.



Miguel Ángel Garabal - Psicólogo Sanitario
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SÍNDROME POST-VACACIONAL

El síndrome postvacacional, también conocido como depresión postvacacional, no es un trastorno en sí, sino que se trata más bien de un conjunto de síntomas que surgen cuando una persona tiene que volver a adaptarse a la rutina laboral tras su período de vacaciones. Es algo que puede ocurrirle a cualquier persona, aunque cabe mencionar que si existen indicios previos de depresión o ansiedad resulta más probable que se manifiesten síntomas con la vuelta al trabajo.

La mayoría de los estudios coinciden en que es más frecuente que aparezca en empleados que tienen una visión negativa de su trabajo, que no se sienten realizados y a los que les supone una obligación acudir a su puesto laboral.

La incorporación a la rutina del trabajo después de haber estado ausente por las vacaciones puede suponer un pico de estrés debido al acentuado contraste que experimentamos ante los cambios de horarios, el aumento de las obligaciones y la ausencia de tiempo para uno mismo. En algunas ocasiones este proceso de adaptación es muy difícil para el trabajador y puede afectarle bastante tanto a nivel psicológico como físico.

 

¿Cómo evitar la depresión post-vacacional?

 

La magnitud de cualquier problema, se determina en gran parte por el estrés que experimenta la persona, y el estrés es mayor cuanto mayor es la percepción de amenaza que creemos que puede causar un estímulo a nuestro bienestar. Tal y comentamos antes, las personas que perciben la vuelta al trabajo como una situación adversa, es decir, como un estrés, tienen más probabilidad de. padecer síndrome post vacacional, así que esto ya presupone cuál sería la primera pauta a seguir:

1.- Gestionar nuestra actitud ante nuestra rutina de trabajo y los estímulos que tengan que ver con ella.

Para ello primero debemos saber identificar como estamos evaluando las situaciones estresantes y cual es nuestra actitud ante ellas, existen 4 formas diferentes:

  • Como un daño: implica asumir una situación o un hecho como una con consecuencia negativa, Irreversible en la cuál no tenemos control sobre la situación. Es un estilo de percibir la realidad en el que predomina la queja y el victimismo. Si nos situamos en este estilo, el nivel de estrés percibido será muy alto.

 

  • Como una amenaza: implica que podría existir un posible daño, pero en este caso nuestras conductas pueden evitar o disminuir ese daño. Nos situamos como posibles víctimas, pero sabemos que dependiendo de cuáles sean nuestras estrategias podríamos evitar consecuencias negativas.

 

  • Como un reto: puede explicarse como una situación similar a la de amenaza, pero en este caso no nos situamos en el rol de víctimas, percibimos la situación como una oportunidad de obtener un beneficio, sentimos que la probabilidad de éxito es mayor que la posibilidad de sufrir consecuencias negativas. Nos sentimos fuertes y confiados ante la adversidad.

 

  • Como un beneficio: implica identificar una situación con una muy baja probabilidad de riesgo, casi inexistente y una alta probabilidad de beneficio. No existe apenas estrés ante dichas situaciones.

En resumen, la forma de percibir las situaciones y nuestras actitudes frente a ellas va a influir notablemente en nuestros resultados, si identificamos habitualmente los sucesos como daño o como amenazas tendremos más estrés, síntomas de ansiedad y/o estado de ánimo bajo, si modificamos nuestra actitud y tratamos las situaciones como retos visualizando mayormente los posibles beneficios entonces tenderemos a sentirnos mucho mejor , con más energía y afrontaremos las situaciones de forma mucho más efectiva.

2.- Centrarse en el presente

Es importante vivir centrados en el presente. Si nos centramos demasiado en el pasado y recordamos estímulos aversivos del trabajo que ocurrieron antes de nuestras vacaciones entonces estaremos magnificando la adversidad que supone la vuelta al trabajo. Estamos ante la oportunidad de hacer “borrón y cuenta nueva” de las sensaciones negativas que tengamos acerca de nuestro trabajo, las situaciones pasadas han quedado en la distancia y ahora tendremos más energía para afrontar adversidades y para tomar perspectivas más sanas.

Si por el contrario nos centramos excesivamente en el futuro y jugamos a ser profetas negativos con pensamientos del tipo “este año seguro que no van haber cambios y seguiré haciendo este aburrido y mal pagado trabajo”, o “no he disfrutado suficiente de las vacaciones y ahora queda demasiado tiempo para volver a cogerlas” “ y si vuelvo a tener problemas con mis compañeros??” estaremos aumentando el estrés ya antes de tiempo y nuestra capacidad de afrontamiento para cuando nos reincorporemos se verá mermada.

3.- Aprovechar la situación para un cambio de perspectiva

Estamos ante la oportunidad de intentar integrar en nuestro tiempo libre algunas actividades placenteras que quizás hayamos retomado en el período de vacaciones y que nos motivan, eso ayudará a contrarrestar el estrés laboral y tomaremos perspectiva para mejorar nuestro proyecto de vida. Podemos aprovechar que hemos salido de la inercia de estrés laboral que acarreábamos antes de vacaciones para proponernos una alimentación más sana y retomar la práctica de deporte entre semana, las personas que practican deporte están más felices y liberan el estrés que se acumula en el día a día.

 

4.-Evitar el control excesivo y las planificaciones inflexibles

Hay personas que antes de empezar a trabajar ya están pensando y planificando hasta el más mínimo detalle en temas relacionados con el trabajo, disponen de una agenda totalmente cubierta, se hacen listas para todo, etc.. Ejercen un control diario excesivo incluso antes y durante las vacaciones y si surgen cambios imprevistos sienten malestar en forma de tensión, nerviosismo e irritabilidad. También, suelen ser los que constantemente se imponen obligaciones laborales o aquellas personas que llevan a cabo rituales o evitaciones para propiciar que les vaya bien la jornada laboral. Podríamos detectar este tipo de persona porque suelen ser los que siempre acaban saliendo tarde de su hora de trabajo porque siempre tienen una responsabilidad que la mayoría de veces se autoimponen.

 5.-Regresar unos días antes al lugar de residencia habitual. Aprovechar el período de vacaciones hasta el último día puede resultar muy atractivo, pero también podría hacer más pesado y difícil el regreso al mundo laboral.

6.- Normalizar el horario de manera progresiva. Dormir más de lo habitual es uno de los mayores placeres que podemos disfrutar en vacaciones. Para prepararnos para la vuelta al trabajo es aconsejable regular nuestros horarios unos días antes. Así evitaremos que este factor coincida con otros de la reincorporación y no nos supondrá tanto problema.

8.- Planificar objetivos realistas y empezar por el más pequeño. Retomar todo de golpe e intentar abarcar todo el primer día de vuelta puede desencadenar que aparezcan los primeros síntomas de estrés. Es recomendable que ese día saque tiempo para hablar con los compañeros y crear un entorno de trabajo bueno. Permítete no llegar a hacerlo todo, aceptar imprevistos, así como cometer errores.

9.- Regularizar tu agenda laboral y actualizar tus prioridades. Es el mejor momento para hacer un “reset” en cuanto a tus responsabilidades pendientes, tratar de poner la cuenta a cero los primeros días de trabajo. En caso de no poder finalizar las tareas pendientes recomiendo anotarlas en una lista y así realizarlas en cuanto resulte posible. De este modo, evitaremos empezar la nueva temporada de trabajo con sensación de desorganización o descontrol y podremos prevenir que las tareas pendientes se vayan acumulando y nos roben la energía haciéndonos sentir más agotados.

10.- Acepta tus emociones. Sentir melancolía, tristeza, miedo, angustia o rabia no es algo agradable pero es importante entender que son emociones que forman parte de la vida y cumplen una función de adaptación para nuestro organismo. ¿Os imagináis estar siempre felices? Si eso pasara quizás nos costaría más valorar las cosas y nos costaría más conseguir cambios en nuestra vida y mejorar. Es importante liberarse de la presión y poder expresar nuestras emociones sin que ello suponga una valoración general sobre nuestra valía. Las emociones negativas solemos experimentarlo todos en mayor o menor medida, no tiene porque tomarse a la primera de cambio como una característica que indica que algo va mal.

 

¿Cuáles son los síntomas de la depresión post-vacacional?

 

En los días previos a la reincorporación puede existir sintomatología de ansiedad así como tensión muscular, aumento de la frecuencia cardíaca, sudoración y/o pensamientos derrotistas.

Una vez después de la reincorporación puede manifestarse:

·     Cansancio general.
 

·     Tristeza.
 

·     Apatía.
 

·     Conductas de evitación: eludir hablar del trabajo y mantieneruna actitud pasiva.
 

·     Irritabilidad.
 

·     Desmotivación.
 

·     Sensación de descontrol horario.
 

·     Negatividad

 

 

Un estrés agudo intenso tendrá una influencia importante sobre aspectos tales como percepción, retención, capacidad de decisión, etc. Se considera que un afrontamiento inadecuado del estrés puede llevar al estrés crónico y a la aparición del síndrome de“burnout” (acabar quemados). Este estado a su vez, alterará el funcionamiento mental, originará una capacidad de toma de decisiones más lenta y menos segura, aumentará la ansiedad y reducirá la autoestima, la confianza y la percepción de autocontrol.

 

 

¿Cuánto dura el síndrome post-vacacional?

 

Se da dentro de la población en general, pero suele durar un día, dos o una semana como mucho. Puede alargarse hasta los meses posteriores a la incorporación al trabajo.

En personas que tienen una patología previa, como puede ser ansiedad o depresión, se puede considerar como  un síntoma más dentro del cuadro de la patología que se está desarrollando.

Es importante tener paciencia, este síndrome es pasajero y, a medida que el trabajador se adapta a la vuelta de la rutina, los síntomas tenderán a ir desapareciendo. No obstante, sí se alargan durante más de seis meses es recomendable acudir al médico para pedir ayuda.


Miguel Ángel Garabal - Psicólogo Sanitario
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MINDFULNESS


El Mindfulness (o atención plena) es una práctica que sirve para tratar diversas problemáticas como pueden ser el estrés, la ansiedad, o la depresión. Una de las mejores características de este tipo de terapia es que además de tratar los síntomas que una persona puede manifestar a primera vista se centra también en mejorar el bienestar subjetivo de las personas.

El mindfulness invita a ejercitar en nuestras vidas una actitud abierta a las experiencias, una actitud paciente, de aceptación, lejos del juicio, o de una reactividad emocional extrema ante las experiencias, ya sean agradables, o desagradables.

La meditación es la herramienta que se suele utilizar normalmente para ir integrando poco a poco dicho estado de atención plena. La meditación en psicología no implica creer en ideas relacionadas con los espíritus, energías, dioses, o la vida después de la muerte. Mindfulness es una práctica basada en los principios de la ciencia. Es una versión sistematizada y "aconfesional" de la meditación, capaz de ser moldeada por los descubrimientos científicos y orientada hacia objetivos concretos y "terrenales". Es importante tener en cuenta que esta es una de sus mayores virtudes ya que permite adaptar su práctica a todo tipo de personas, independientemente de sus creencias, de su condición, o de su cultura de procedencia.

Conjuntamente a los ejercicios de meditación, los terapeutas proponen otro tipo de ejercicios con pautas para mejorar la calidad de la vida cotidiana atendiendo aspectos como la percepción de la realidad, la gestión emocional, la comunicación, la alimentación, la gestión del tiempo, etc. todo ello de forma personalizada dependiendo del motivo de consulta de la persona.

Si estás buscando psicólogos en Palma de Mallorca que tengan experiencia en Mindfulness puedes llamar al 640510296 o escribir al mail info@p
sicoequilibrium.es y estaremos encantados de atenderte.


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Miguel Ángel Garabal - Psicólogo Sanitario
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